Ayer domingo, nos encontramos un pequeño grupo de mujeres para comentar el libro La alegría de las pequeñas cosas.
Ya os avanzo que el libro que elegí para el primer club de lectura me costó de terminar, no acabé de conectar con el estilo en el que estaba escrito. Aun así, cuando estuvimos comentando el contenido con el grupo, me di cuenta de varias cosas, y es que se puede aprender mucho cambiando el punto de vista y la perspectiva desde donde se miran las cosas.
Son cosas muy básicas, lo sé. Pero es que la autora lo ilustra tan bien en el libro, que me pareció demasiado obvio, y a la vez, hacer este cambio puede resultar difícil. Uno de los capítulos se llama Mira arriba